CUANDO HAGAS EL BIEN, MIRA A QUIEN

 El otro día me cayó entre manos un dicho que no conocía y que me dejó asombrada. Decía así: “Aquellos que siempre ayudan a los demás están haciendo por otros lo que quisieran que otros hagan por ellos.”. Soy generosa de nacimiento y ayudar a otros es para mí un reflejo casi biológico. Ayudar a otro cuando lo necesita es para mí como colocar la pieza correcta en un rompecabezas; de ninguna manera lo hago esperando que otro haga lo mismo conmigo. Reconozco que a veces exagero en ofrecer mi ayuda, hasta el punto en que la gente a veces se asombra de mi actitud. Como decía el Buda, incluso hacer el bien en demasía tiene consecuencias negativas. Hace unos años conocí a una pareja de jóvenes de mi país con quienes tenía la costumbre de encontrarme en la playa a charlar; aunque siendo ellos mucho más jóvenes, lo nuestro nunca fue una amistad verdadera. Al cabo de unos meses ellos decidieron partir hacia otro país a buscar mejor suerte profesional. El día de la partida ofrecí llevarlos al aeropuerto e incluso les regalé un bolsón de viaje que ya no utilizaba. Pero cuando me despedí de ellos ignoraba que mi amabilidad tendría inesperadas consecuencias. Desde donde estaban no dejaron nunca de mandarme mensajes alabando el lugar donde vivo, la playa de Miami y lo que dicha ciudad ofrece. La extrañaban profundamente, dijeron, y estaban pensando en volver; si bien nunca lo dejaron saber, era evidente que el segundo dormitorio de mi apartamento era el lugar ideal para ellos establecerse. Decidí poner fin a este espejismo, y en uno de mis mensajes les dije que, siendo yo una mujer sola, no podía invitar a mi casa a personas que no conocía bien. Aceptaron mi explicación, pero los mensajes siguieron llegando impertérritos como si no la hubieran comprendido. El hecho de yo vivir sola y de haberles ofrecido muchas de mis horas los convenció de que yo buscaba compañía. Y siendo jóvenes y con escasa experiencia de vida, pensaron que mi casa es su casa sin dificultades. ¡Cuánta razón en las palabras del Buda! Es una lástima que no todos en el mundo sepan aceptar un gesto amable sin caer en interpretaciones erradas.



OUR SMILES ARE OUR SOULS' REFLECTION

In my building there is a man that I will call Paco whom, in the ten years I have lived there, I have never seen smile. Paco, is married, has a young son, a good job and good benefits. Yet, he does not know how to thank a gift, ask for forgiveness when he is wrong, often does not greet those who cross his path, and he treats others as if he hated them. If I were to write a report about what his past life was like, I would probably find losses, difficult moments, beings who did not love him, and several others who criticized him. But when I look back on my own life, I discover those same losses, those dark unending nights, and those adversarial faces. More than once, I wondered how my neighbor managed to get out of bed every morning with that dense sadness on his soul. Furthermore, how many more times did I compare his mornings to the way I open my eyes to the world every day. It was this comparison that helped me unveil Paco's secret once and for all. Paco is one of those beings who do not love themselves, and because they do not respect themselves as human beings, they project their anger onto everyone around them. But why doesn't Paco love himself? Because he does not accept the place he was born in, or the parents he had, or the obstacles he had to face in life. If he finally understood that the goal of all he had to endure was to grow spiritually and become a better human being, he would stop feeling envious of others and would be able to welcome each new day with a smile.





WHAT IS TODAY’S MEANING OF THE WORD LONELINESS?

  Describing old age as the age of loneliness has become a common saying in the times in which we live. It is true that our last life stage ...