Sentada cerca del mar, bajo un árbol silencioso,
hoy me
pregunté si esta es nuestra jornada,
o si
solo yo pienso que nuestro rumbo se ha perdido,
y que a
lo largo del camino nada hemos aprendido.
Una vez
más miro el horizonte y lloro por los heridos,
los
muertos, y los edificios destruidos; pero más que nada
lloro
porque cuando el dolor de los otros es profundo
se
esfuma en nosotros el sentido de nuestro destino.
Se
esfuma el Universo cuando lo contemplamos abatidos,
se
esfuma mientras guía las aves hacia el infinito,
se
esfuma mientras la lluvia moja los sembradíos,
y se
esfuma su mensaje cuando nos hemos perdido.
Sentada
cerca del mar, bajo este árbol silencioso
mis ojos
persiguen los ejércitos de nubes conmovidas,
mientras
trato de descubrir en el rumor de las olas
de este
nuestro Universo su sagrada sinfonía.
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