Cuando el atardecer nos recubre de silencio
y del misterioso significado de nuestra vida,
mi mano busca una pluma para describirlo,
y mi alma una luz para descifrarlo.
Los misterios del alma se nos escapan,
no logramos atraparlos ni entenderlos,
y nuestras vidas a menudo se asemejan
a remolinos de aguas turbias y opacas.
Yo quisiera comprender mi vida antes de irme,
quisiera asir con las manos su significado,
convertirlo en una piedra color del tiempo,
y, en mi último viaje, llevarlo a mi lado.
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