Estoy acá, en mi
casa, a solas.
Acaba de terminar la
Navidad
y yo siento que lo
que me rodea
sabe a Nochebuena, a caminos de arena,
a ese aire limpio de
la madrugada
cuando las aves con su
aleteo nos llaman.
Y es porque en este año de mi vida
junto las manos para poder
recoger
lo que he sembrado
durante mi estadía
en este mundo: un
amor que perdura
de un hijo que me
llena de ternura,
de un nieto cuyos
ojos me estremecen,
y su madre cuyos cuidados
me enternecen.
Y así le cierro la puerta a este día navideño,
y con la paz en mi alma me entrego a un dulce sueño.