EL LLAVERO DE PLATA

 


Si ustedes son como yo e intuyen que detrás de la realidad que vemos existe otra realidad, más misteriosa y a la vez más coherente, este breve relato es para ustedes. Hace tiempo que, por alguna razón, empecé a recordar el llavero que usaba mi padre. Este era un semi círculo de plata trabajada en el que, desenroscando una de las extremidades, se deslizaban las llaves una a una. Al fallecer él le pedí a mi madre que me lo regalara para así recordar a su dueño a diario; me lo dio sin vacilar. Luego un día, cuando mi hijo era pequeño y yo lo estaba llevando al parque, él empezó a portarse mal en el coche y el añorado llavero desapareció. Lo busqué con afan por todos lados sin lograr encontrarlo; y tal fue mi pena que hasta me enfadé con el niño. Pasaron los años pero el tiempo nunca logró borrar el recuerdo de ese llavero de plata. Quiero agregar aquí que, a pesar de su irritable caracter, yo amaba a mi padre de la misma manera que él me amaba a mí; porque los hijos solo aman a padres y madres que los aman profundamente. Y así, querido lector, llegamos hasta un día de hace poco en que nuevamente y, por alguna razón, empecé a recordar el famoso llavero de plata y a desear tenerlo una vez más conmigo. Fue un domingo cualquiera cuando una vecina llamó para invitarme a ir a la feria de antigüedades de Lincoln Road, en Miami Beach. Hacía calor y al cabo de una hora de caminar yo ya sentía ganas de sentarme a tomar algo fresco; pero fue en ese instante en que mi amiga, parada frente a uno de los stands, quiso mostrarme un llavero de plata. Era un semi círculo de plata lisa de la que colgaba una medalla, también de plata, con la inicial M. ¿De Marina? A pesar de que su nombre también empezara con M, mi vecina no lo compró por tener uno parecido; y así fue como el llavero fue a parar a mis manos, que en realidad eran su verdadero destino. No voy a ponerle conclusión a este cuento; voy dejar que cada uno de mis lectores lo interprete a su manera. Para mí el significado es tan claro como el cielo cuando amaina el viento dejando entrever entre las nubes un más allá transparente.

ORDER IN OUR LIVES

 


One of the most vivid memories of my childhood was watching the way my father left his shoes next to his bed: both at the same height and in a perfect combination. I remember that this impeccable synchrony fascinated me, and that is how my love for order was born. Order was always my faithful companion because it helped me never lose my favorite books, my documents or the photos of my first love. Although in my youth order was limited to offering my family an orderly home and always finding what they were looking for, as time went by, I realized the deep meaning of the word order. Order not only provides us with an orderly archive, but also with an economy that protects us from sinister surprises.  At work, a tidy desk prevents us from wasting time looking for information we need to finish an urgent project.  However, the most important legacy of my love for order actually has to do with existence. It induced me, for instance, to review the years of my life, to identify my mistakes and try to correct them, to look for those whom I had offended and apologize, to let go those who were there only to fill lonely moments, and to remember and tell my son what I wanted him to know about my life.  Order means to rescue what is valuable and to let go what is not valuable anymore.

WHAT IS TODAY’S MEANING OF THE WORD LONELINESS?

  Describing old age as the age of loneliness has become a common saying in the times in which we live. It is true that our last life stage ...