A pesar de que cuando elijo un libro para leer en general me guío por el título, algo de esta obra llamó mi atención. No me cupo duda de que no se trataba de un texto acerca de los distintos tipos de queso, así que decidí explorar qué había querido decir el autor con un encabezamiento semejante. El libro está escrito en un estilo juvenil, y sus personajes –dos ratones y dos hombrecillos— hacen juego con la escritura. Mientras que los ratones representan conductas instintivas, los hombrecillos, Hem y Haw, simbolizan el miedo al cambio y la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias de la vida. La trama es sencilla: ratones y hombrecillos vivían en la Parada de Queso C donde el queso abundaba. Desafortunadamente, un día el queso se terminó y tanto los ratones como los hombrecillos tuvieron miedo de morirse de hambre. Sin embargo, mientras que los ratones no perdieron tiempo buscando respuestas, y en cambio se abocaron a la tarea de encontrar una nueva parada de queso, los hombrecillos estaban tan acostumbrados a la Parada C que buscar una parada nueva los llenaba de temor. Y así fueron pasando los días y Haw empezó a sentirse impaciente ya que, cuanto más esperaban, más la situación empeoraba. Tal es así que una mañana decidió dejar atrás la Parada C en busca de nuevas oportunidades. A Haw le hubiera gustado que Hem vaya con él, pero su amigo no era tipo de arriesgar lo conocido por lo desconocido. Así fue como comenzó la larga jornada de Haw en el laberinto, siempre tratando de superar su deseo de regresar a su zona de confort. ”Lo que no traemos a nuestra consciencia se convierte en nuestro destino,” afirmó Carl Jung refiriéndose a esas situaciones en las que somos profundamente infelices pero incapaces de salir adelante. Yo sé que estuve en situaciones en las que la sola idea de hacer cambios me llenaba de temor. Fue sólo después de que circunstancias de la vida no me dejaron otra opción que la de mover las fichas en el tablero que comprendí que nunca nada permanece. Pero volviendo a los hombrecillos, después de mucho andar en el laberinto Haw finalmente encontró la Parada de Queso N. No así su amigo Hem. A diferencia de los ratones que ya habían descubierto una nueva parada y se estaban deleitando con nuevo queso, Hem se había negado a alejarse de la Parada C esperando que volviera a almacenarse de antiguo queso. En otras palabras, el Dr. Johnson quiso mostrarnos cuán importante es para todos nosotros estar siempre a la búsqueda de queso nuevo. En este sentido, cada capítulo del libro tiene dichos de lo más mordaces que vale la pena mencionar: “Es más Seguro Explorar el Laberinto que Permanecer en una Situación de Queso Viejo”, o “Cuanto antes Dejamos ir el Queso Viejo, más Rápido Descubrimos el Queso Nuevo”. Recordemos que el queso viejo no sólo se refiere a nuestras relaciones sino también a nuestro trabajo.
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